
La catedral de Notre-Dame es un símbolo de la ciudad de París y de la propia Francia. Erigida en el siglo XII y renovada en los siglos XVIII y XIX, el templo cristiano fue el escenario de coronaciones, bodas reales e imperiales. Pero este sábado, la catedral ha cerrado sus puertas por un evento más especial si cabe: el enlace matrimonial de uno de los carpinteros que trabajó por restaurarla.
Apenas diez meses después de su reapertura, el artesano Martin Lorentz pudo celebrar con ya esposa, Jade, la ceremonia que marca el inicio de una nueva vida para la pareja. A la boda acudieron amigos y familiares, que celebraron el amor en una de las catedrales más famosas de la historia.
El 15 de abril de 2019 a las 18:30 las alarmas sonaron en París: un incendio comenzaba a comerse la parte superior de la catedral de Notre-Dame. Su estructura de madera hacía al templo extremadamente vulnerable a las llamas, que se mantuvieron activas durante nueve horas. Los daños no fueron menores: aunque se lograron salvar las obras de arte y reliquias que allí se almacenaban, el fuego provocó el derrumbe del techo de la catedral y afectó a sus dos campanarios y la torre central.
La reconstrucción fue un proceso largo y complejo en el que el carpintero Martin Lorentz participó. Durante tres años, él y sus compañeros colaboraron en la construcción de la estructura de madera del lugar, empleando técnicas tradicionales que evocaban los métodos utilizados hace ocho siglos. El equipo talló las vigas a la manera antigua, dedicando jornadas completas, incluso nocturnas, hasta que todas las piezas encajaron en lo alto del edificio.
Este trabajo de restauración hizo despertar en Lorentz el deseo de casarse en Notre-Dame, un sueño prácticamente inalcanzable para cualquiera. Sin embargo, al solicitar permiso al arzobispo de París, Monseñor Ulrich, recibió una respuesta afirmativa, aunque de carácter excepcional.
Martin y Jade Lorentz reunieron en la catedral a 500 invitados entre familiares, amigos y numerosos carpinteros que compartieron con el protagonista la experiencia de devolver la vida a la catedral. Durante la celebración, Monseñor Ribadeau, rector de Notre-Dame de París, dirigió unas palabras a los novios: “Jade y Martin, sean bienvenidos a esta catedral. Martin, la conoces bien, la conoces desde lo alto”, según ha recogido el medio France Info.
El ambiente estuvo marcado por la emoción de los asistentes, especialmente de los carpinteros. “Es increíble ver que esto finalmente sucede y reencontrarme con los compañeros aquí. Estoy muy feliz”, expresó uno de los invitados en declaraciones a France Info. “Terminar así es un momento muy especial. Además, casarse en nuestra catedral es, en cierto modo, como estar en casa”, añadió.
Al concluir la ceremonia, los aplausos de turistas y artesanos resonaron en el recinto. “Quiero compartir mi amor, nuestro amor, con el mundo entero, con todos los que lo necesiten. Solo quiero decir que es el día más feliz de mi vida. Creo que no puedo decir otra cosa”, expresó el novio.



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